Louis-François Bertin era el director del Journal des Débats, un rico empresario editorial en la época de Luis Felipe. Dominique Ingres realiza en este cuadro el arquetipo del retrato burgués que influirá profundamente a los pintores académicos como Léon Bonnat, pero también a pintores modernos como Degas y Picasso. Es una de sus obras más célebres.
Encargado y adquirido por Bertin en 1832, fue legado a su hija Louise Bertin después de su muerte. Ella a su vez se lo lega a su sobrina Marie Bertin esposa de Jules Bapst director del Journal des débats. La última propietaria Cécile Bapst, su sobrina, vendió el retrato al Louvre en 1897.